Seda
La seda, un tejido precioso y símbolo de la realeza, tiene una historia fascinante que se remonta a la antigua China. Cuenta la leyenda que la esposa del Emperador Amarillo Huangdi, Xi Ling-Shi, descubrió accidentalmente los primeros hilos brillantes entre las hojas de morera. Este tejido ha provocado guerras y conquistas, manteniendo su primacía de belleza y calidad a lo largo de los siglos. Inicialmente un secreto chino, la sericultura se extendió a través de complejas rutas comerciales y robos, llegando incluso a Bizancio gracias a dos monjes nestorianos en el año 550 d.C.
La seda china siguió dominando el mercado mundial y se produce no sólo en China sino también en la India.
Medio Oriente y Europa hacia 1200.
Material elegido para las prendas más preciadas, Malo realza sus cualidades mezclándolo hábilmente con otras fibras naturales para obtener
Mezcla con características excepcionales.
Características
La producción de seda es un proceso muy largo y laborioso que requiere una atención constante casi obsesiva. La alimentación de los gusanos, la temperatura del aire, la luz y la humedad son factores determinantes para obtener un producto excelente en todos los aspectos. La seda cruda es una fibra de filamento de proteína, de cientos de metros de largo, extruida por el gusano en el momento en que entrelaza el capullo a su alrededor. Gracias a la sección triangular de los filamentos, la luz se refleja desde diferentes ángulos, produciendo así un brillo extraordinario que varía en función de su textura. Fresca en verano y cálida en invierno, fluida sobre el cuerpo, la seda pura se adapta perfectamente a diferentes tipos de prendas, cómoda y lujosa más que cualquier otro tejido del mundo, mantiene inalterada su belleza a lo largo del tiempo, gracias a sus fibras resistentes.
Lavado y cuidado
La seda pura es un tejido natural por este motivo, si se lava con cuidado, conservará todas sus preciadas características con el tiempo. Un lavado suave de manos asegurará que las telas no entren en contacto con productos químicos que puedan dañarlas. Es recomendable sumergir la prenda en agua fría, utilizar sólo detergentes delicados específicos sin olvidar que la seda está formada por una proteína muy similar a la del cabello humano y por ello requiere especial atención. No es necesario dejarla mucho tiempo en el agua, la seda libera rápidamente las impurezas.
No escurrir, para eliminar el exceso de agua coloca la prenda mojada sobre una toalla de algodón blanca, luego enrolla los extremos para que la toalla absorba el exceso. Finalmente cuelga la prenda en una percha acolchada. El proceso de secado, lejos de fuentes directas de calor y de los rayos del sol, no debe tardar más de una hora.